Señora muerte para empezar quiero decirle que usted no me cae para nada bien. Usted es lo peor que le puede pasar a la vida.
Para que me entienda le propongo que hagamos un trato:
¿Cómo puede ser que te manden a un planeta con tu mente en blanco, sin saber cómo sobrevivir?
Olvidas tu vida pasada y poco a poco comenzás a escribir nuevas líneas en un lienzo de tu alma. Te conectas con otras almas dentro de cuerpos a las que les llamas familia. Aparecen más y más y a algunos les llamas amigas, amigos. Y para ambos tenés cosquillitas que se denominan: cariño, amor, rabia, admiración, alegría.
De repente llega un alma que es familia y amigo al mismo tiempo. Y tu alma reconoce algo más, como si tuvieras un dejavú. No sabés qué pasa pero aprendiste a llamarle amor. Y lo vivís.
Y empezás a decir ¡Todo lo demás estaba bonito, pero esto se puso mejor!
Hasta que muere. Muere y te quedás nuevamente con ese regalo que le llamaron vida.
La magia de la luna y el brillo del sol se vuelven simples, el palpitar de las estrellas es ya un show cansado y repetido como los circos del pueblo. Todo sigue siendo lo que siempre ha sido pero ya sin magia.
Y vivís y te quedás
Y decís un día a la vez
Pero él ya no está
Hacés lo demás: levantarse, trabajar, disfrutar, soñar, reír, bailar, cantar y llorar. Seguro volveré a sentir amor. Te seguís construyendo, seguís viviendo, seguís siendo buena en lo que hacés. Pero él ya no está.
Me decido por vivir y además hacerlo bien. Esperaré con ansias el día de mi muerte sí y solo sí me recibe el que es familia y amigo al mismo tiempo.
No sé si moriré en un accidente o causas naturales pero llegará cuando la vida lo decida.
Lo que sí le exijo señora muerte es que el día de mi partida me permita ser recibida por mi caballero, por mi principito. Ese es el trato.
Me dejas sin palabra, eres bien profunda. Toda una poeta… Tkm
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