Suena el teléfono, yo estoy aun en el limbo de mi vida
“Hola amiga, te llamo porque queremos irte a ver. Hablé con las muchachas y queremos visitarte, cuándo volvés a Managua? Queremos acompañarte en este dolor”
Esas fueron las últimas palabras que escuché de una de mis grandes amigas: Fanny. Si hubiera sabido le hubiese dicho que la amaba mucho, que le agradecía por pensar en mí cuando la vida me estaba derrotando.
A casi 10 días después que Jorge se convirtió en un ser de luz recibí una llamada de un amigo:
“Kenia ¿Qué sabes de la Fanny?”
La pregunta estaba clara, algo había ocurrido.
Mi corazón empezó a palpitar con angustia a como lo hace en este momento. Quería llamar a alguien pero tenía miedo de la respuesta.
El teléfono sonaba, sonaba… hasta que una voz quebrantada me dijo:
.- Kenia, La Fanny.
.- ¿Qué pasó? .- le dije
.- Se murió, le dio un infarto.-
Así de fuerte, así de simple. Y no lloré. Estaba en shock. No entendía qué me estaba pasando. ¿Será que aún estaba en una pesadilla?
Tengo perdida en mi mente qué pasó durante esas semanas siguientes, mi espíritu se estaba negando a aceptar tanto dolor, tanto holocausto.
Las voces, las llamadas, los consejos solo se escuchan como un breve eco que va disipándose entre la rutina del día a día.
Así deben sentir las velas cuando de un soplo le apagamos su luz.
Cuando en menos de diez días se te muere el hombre que amas y una de tus mejores amigas entendés que no podés ir contra la naturaleza. Que la muerte llega cuando se le antoja y somos seres impotentes ante la vida.
Con la muerte de la Fanny se me fue una parte de mi energía adolescente. Nos conocimos en 1999, ya perdí la cuenta delos chismes locos y las locuras que hacíamos en la secundaria, las bailadas en la kermesse, el apoyo a nuestras vidas sentimentales, los consejos, las luchas. Recuerdo muy bien su risa bandida cuando se nos ocurrían maldades.
Y es que las amigas son como una partecita nuestra separada en otras vidas. Las amigas somos la fuerza que se nos fue dada para recordarnos a cada momento quiénes somos. Sé que puede parecer anormal pero sonrío cuando la pienso, porque mi amiga Fanny solo me trajo alegrías. Porque sé que sufría pero era valiente.
Fanny Cecilia: ese infarto es reflejo que tus emociones provenían de tu alegre corazón. Mi amiga, no creo que me estés esperando al final del camino porque como madre necesitas tiempo para tus tres hijos, tu mama, tu hermano. Pero sé que me estás viendo y tu solidaridad de mujer me acompaña.
28 de diciembre de 2015 sería tu cumpleaños 32. Yo te celebro viva en nuestro espíritu adolescente.